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28 de mayo de 2011

Spiritus Auras

Sondeando el profundo abismo de mi ser, donde yace el tiempo, la distancia y el momento. 
Ahi donde se encuentra en ferrea barrera de fuerzas, elementos y energía: El alma.
Invocando en lo distante y disperso, donde pareciera que reinara la nada y el silencio, un viejo amigo, el antiguo confidente al que renuncie por la compañia de los cercanos e incomprensibles mortales.
Mi amigo, mi compañero, aquel que siempre estaba conmigo aun cuando no lo podia ver.
Forma intangible, pensamiento reconfortante y anhelada presencia en mis horas mas solitarias.

Como al mundo le fallé, te fallé a ti, en palabra, en promesa, en el tiempo que nos atestigúo.
Cuando olvidar que volverse un adulto no implica dejar de sentir como un niño, aquello que la madurez niega y enceguese con vanal lógica. 
Yo te olvidé, esperando que solo fuera la inocencia que dejaba atrás como los años iban pasando uno trás otro en el arrollador camino a esta edad.

No cambia el sentido ni el sentimiento, no cambian los deseos ni las esperanzas y no cambian la soledad y la melancolía, solo cambia la ausencia que dejó tu compañia.... y la fatal resignación que al madurar el mundo será mejor. 
Pero llegado a este punto, inicié tu busqueda como un niño ansia recuperar al mas atesorado de sus recuerdos, para resguardarlo tal cual invaluable posesión. Así te extraño hoy.

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