Para mí
que realmente no he tenido relaciones estables ni duraderas, la mayor preocupación
siempre ha sido encontrar alguien con quien compartir mi vida en aspectos
totalmente diferentes a como la comparto con el resto del mundo, sea familia o
amigos.
No solo
a las mujeres les suena la alarma del reloj biológico, creo que a los hombres también,
pero el mío, personalmente creo que siempre ha estado descompuesto y me causa
gracia por el hecho que ni mi familia ni amigos cercanos han mostrado preocupación
por el tema y eso me ha hecho sentir cierta comodidad, que de unos años hacia
hoy se volvió obsesión por no quedarme solo.
Sin embargo,
como dije antes, ni mis relaciones han sido estables ni mucho menos duraderas y
aun peor, ni siquiera han sido públicas, en el sentido que ni mi familia se ha
enterado y solo mis amigos más íntimos se han dado cuenta, porque han sido
siempre el paño de lágrimas de esas novelas de bajo rating.
Al escribir
esto no puedo evitar reírme de mí mismo y es que, es tan desconcertante como
deseando tanto tener alguien con quien compartir mi vida, nunca he sido capaz
de abrirme totalmente, siempre ha existido un miedo infundado a ser herido y
entonces aparece una muralla de auto defensa impresionante, una renuencia a dar
el 100% y quedarse en un seguro 50% siempre parece más sensato, pero lo cierto
es que del 25% no ha pasado, eso especulando y siendo optimista.
Pero bien,
el punto de todo esto es que luego de la última relación y sin profundizar
tanto, regrese de golpe a algo que hacía desde los 15, encontrar a alguien,
idealizarlo y basar mis pensamientos solo en esa persona, en un estado de
seguridad total en el que ni la persona sabía que era el objeto de mis
pensamientos ni yo siquiera era capaz de acercarme.
Eso
me mantenía ocupado en el sentido que pensaba, nadie sufre, nadie se lastima, así
todo estará bien. Y nunca fue así, de los amores platónicos solo surgió un
cierto sin sabor que se volvió amargura y desilusión. El justo premio a la
falta de valor y entrega.
Cuando finalmente
llegó alguien, fuera por las circunstancias que fuera, seguía siendo un niño
yendo a la guerra, sin armas y sin convicción, únicamente sabedor que había que
luchar, sin saber que esas heridas no sanan de inmediato, no es tan sencillo.
Y así fue,
y de una piedra salté a otra en un río que se volvió más y más ancho, profundo
y rápido, buscando no sentir más heridas, encontrar calma, terminaba resultando
todo lo contrario, y así tres relaciones se fueron al traste, y tan cómodo
fuera decir: "No fui yo, no fuiste tú, fueron las circunstancias, fue el
Destino".
Algo aprendí,
no solo basta desear ni pensar en esforzarse, realmente hay que luchar para
encontrar ese algo que satisfaga a ambos de modo que valga la pena.
Pues bien,
heme aquí – a más de dos años de una relación fugaz y extraña, y uno de un amor
platónico surgido del alma mater, que me tomo tiempo superar – cometiendo el
mismo error, pensando la mayor parte del día en una persona, queriendo borrar
su imagen basado en el mismo método, sustituyéndola con otra imagen y tratando
de encontrar las excusas para sentirme mejor, sin mucho éxito, pero más
consciente del error.
Idealizando sin decirlo, dejandome inspirar sin mencionarselo, ocultando sentimientos, siendo cobarde y cómodo, porque es la forma mas segura pero no esta bien, de ninguna forma podría estar bien vivir así, eso no es vivir, mucho menos querer y de ninguna forma amar.
Lo cierto
es que, fuera parte de masoquismo, inmadurez o simplemente necedad, lentamente
lo he comenzado a superar y sin embargo ha sido algo tan bonito (por más cursi
que suene o lleve la etiqueta de obstinada necedad) que aunque me hizo llorar
de frustración, desatino y desesperación, en la marcha es una lección que
valoro mucho.
– No, no
enfoques tu vida solo en pensar “¿Cuándo llegara esa persona que me haga sentir
completo?” “¿Cuándo llegará esa persona que me enseñe a amar?” “Estas vez es
diferente, es una persona totalmente distinta”. –
Cuando yo
sigo sin cambiar, esperando desesperadamente que alguien llegue, finalmente comprendí
que, si llega, llega, si no llega solo el tiempo lo dirá. La soledad no es tan
mala, de hecho es hasta necesaria para considerar pros y contras, pero soledad
no implica alejarse de la familia y los amigos, significa darse tiempo para uno
mismo y aprender de ese tiempo que todo lo malo puede arreglarse y mejorar para
sí mismo y así, cuando alguien llegue tendrá razones para quedarse y no excusas
para irse así como tú no tendrás excusas para huir, sino razones para luchar.
Nadie ha
dicho que cambiar sea sencillo, pero el primer gran paso es entender que algo
se ha estado haciendo mal y comenzar a enmendarlo y aunque ya varias veces me
he dado cuenta de mi error, llegar finalmente a la resolución, tomar la decisión
final de cambiar es el primer gran paso y el empeño y la paciencia son unas
herramientas muy buenas para un nuevo propósito, eso es innegable.
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