No es algo que suelo hacer, esto de solo entrar y escribir. Casi siempre, y digo casi siempre es porque es así, primero tengo una idea y la desarrollo, aunque sea principalmente divagación, tuvo su génesis en algo más que un impulso.
Pero esta vez ha sido diferente, pues estaba pensando en la tristeza, esa que surge cuando veo hacia atrás y me detengo a ver hacia adelante, esa tristeza de ver a los lados y darte cuenta que no hay nada de que sostenerse.
Qué este año, muy a pesar de estar alcanzando tanto me doy cuenta que he perdido aún más... Y muchas personas me han dicho tantas cosas y otras simplemente me han dejado de hablar, pero a tantas más deje de prestarles atención.
Supongo que es un problema tan recurrente como mi misma necedad de vivir en el drama para encontrarle algo de sentido a las cosas, cuando ninguna realmente lo tiene.
Y la verdad es que mi horario de sueño es un desastre, así como mi futuro inmediato.
Soy un desastre de persona y tengo un bloqueo mental que no para de detenerme de hacer las cosas que quiero realmente hacer, pero no hay culpables cuando me detengo a pensarlo, ni siquiera las circunstancias porque esas acontecen según las decisiones que voy tomando, es todo una avalancha de cosas, solo va arrastrando a su paso lo que se interpone.
Todo comienza, un día, cuando pensé cómodamente... Cuando creí que lo fácil arreglaría mi vida.
Pues el camino fácil, la conformidad, simplemente lo complico todo a un nivel irónicamente burlesco.
Los gritos se ahogan durante tanto tiempo, que
llega un momento en la vida que no se pueden seguir conteniendo, pero tampoco
pueden salir, ya se adhirieron al alma, ya envenenaron el corazón.
He escuchado por tanto tiempo eso que, todo está
lleno de amor si sabes ver, si tan solo pones atención. Tal vez igual como
dicen, no de las fuentes que esperas, no de las personas que deseas, pero sí,
todo, está lleno de amor.
Hipnotizados vivimos, con nuestras propias
palabras. Castigados por nuestras propias culpas, sin juicios, sin defensa,
sufriendo por todo aquello que creemos pudimos haber hecho mejor o simplemente
dejado de hacer: Arrepentimiento.
Bajo los pies del mundo yacen tantas personas así
y muchas ni siquiera se enteran que viven así. Son susurros en el agua, ondas
que se pierden más y más mientras más se alejan del origen. El tiempo, el
tiempo es la cosa imperfectamás
perfecta que hay en esta triste existencia.
Todo esto tan raro y tan extraño hasta viniendo de
mi es porque, en medio de la más reciente divagación en una madrugada fría en
lejanas tierras, junto a amigos y almas antiguas y otras recién llegadas a este
mundo, empecé a comprender tantas cosas que antes me daban vuelta por la cabeza
pero nunca veía claras.
¡Sí! “Todo está lleno de amor”, hasta en la brisa
fría de la madrugada, aún en el silencio que embarga a la noche. En las lejanas
estrellas, aun en la tristeza hay amor.
Pero llegas a un punto en tu vida que aunque
comprendas las cosas más importantes de esta existencia, ya no consuelan,
porque son esos gritos que se han ido acumulando dentro de ti, durante todas
esas ocasiones en que la frustración, la decepción o la ansiedad atacaron.
Podría seguir ignorando todo lo que siento y
podría seguir tragándome todo y solo aparentar que estoy bien. Pero eso ya dejó
de funcionar. Lo cierto es que si fuera un pedazo de cristal mi corazón, de
tantos pedazos dispersos de aquí a allá en la inmensidad del universo, no
existe un solo lugar donde estar bien.
Porque sé que no le puedo pedir más a la vida, no
de lo que ya me ha dado. Lo que me resta por tener debo ir y ganármelo. Ya es
tiempo, en un camino que se cuál es, de la única forma que sé que existe, del
modo en que debe hacerse.
Me gustan mucho las películas románticas, las
comedias románticas, todo aquello que tiene un “final feliz” porque de alguna
manera transmiten la alegría de la vida que muchas personas han olvidado con el
pasar de los días en su rutina, que olvidan que pequeñas cosas hacen grandes
momentos. Como contraparte también me gustan mucho las historias en las que hay
mucho sufrimiento, drama y las interminables sucesiones de eventos que te
llevan a preguntarte si eso podría de alguna forma terminar bien, cuando las
señales son claras, no, no terminan bien.
Voy de un extremo a otro en el espectro de las
emociones, pues para todo soy igual. Porque a veces evadir la realidad es el
juego más entretenido que puede existir en la mente de las personas, pero un
juego al fin.
Puede ser que por meses miradas y sonrisas te
abran un mundo de esperanzas e ilusiones que alimenten un mundo de luz y
alegría que solo existe en tu mente, y un día, de pronto todo se desmorone y de
nuevo no haya más que solo silencio.
Otras veces afrontar la realidad simple y llana es
la única opción y tomar tu camino e ir por la vida haciendo solo lo que
concierne a nuestra existencia, la estancia más materialista, pero la manera más
factible de existir y más importante, sobrevivir.
Voy de un extremo a otro en mi existencia, pero
hay momentos como hoy, cuando me quedo en el centro y veo hacia esos extremos y
entiendo mucho más de mí mismo y del todo que me rodea de lo que son capaces de
explicar todas las razones lógicas que gobiernan este mundo, y no pretendo que
mis ideas sean absolutas, es solo que, de nuevo, en días como hoy, entiendo lo
efímera y verdadera que es la vida, en esta mezcla de ironía y realidad con
fantasía y esperanza.
No para todas las personas y situaciones existen
finales felices, no.
Creí caer, creí perderme, cada día mientras
no tenía nada de que aferrarme…
Y susurraba a tu ausencia “ven, encuéntrame...
ven”
Y le gritaba a la vida “deja que venga por mí,
deja que me libere…”
¡Ven! Encuéntrame y permite que pueda al fin
descansar…
Siempre es acerca de algún sufrimiento, frustración o
derrota y muy pocas veces sobre una victoria o algún avance, porque esas se
celebran al final de alguna forma, pero lo otro, lo otro es algo que se te pega
a la piel y a la memoria, se vuelve una cicatriz.
Con el tiempo he aprendido tan poco de lo mucho que la
vida ha querido enseñarme, porque sigo llorando por las mismas cosas que debí
superar hace mucho tiempo. Me siguen acechando los fantasmas que ya había exorcizado
en el pasado… Sí, aun me los encuentro en los cruces de mis caminos, no logro
que me dejen en paz.
“Hay cicatrices que se quedan, que echan raíz… Hay
lamentos que se vuelven tan melodiosos que se transforman en canciones, que se
vuelven poesía”.
La transición del último cambio de estación no fue la
fiesta mágica y mística que había planeado, tal vez porque no lo planeé lo
suficiente o tal vez fue porque lo había planeado tanto que los detalles se me
fueron de las manos… No lo sé.
De pronto, tengo las manos vacías porque nunca me hice de
las cosas que realmente me gustaban, con las que me sentía pleno. Supongo que
eso fue así.
Quizás estoy solo porque nunca he tenido el valor de
luchar porque una sola de mis relaciones funcione, al menos no de la manera en
que se debe hacer, la manera correcta que permite alcanzar algo duradero y
bueno. Y solo han sido vanos intentos, dando a cuenta gotas lo suficiente para
que pareciera que hacia algo pero no daba más porque si las cosas no resultaban
no sería lo suficientemente fuerte para soportarlo y ya no me quedaban fuerzas
para sobreponerme.
Son las especulaciones que rondan mis días, mientras
escucho viejas canciones y repito los mismos episodios de los mismos programas…
Muchas cosas no cambian si no haces el esfuerzo de
cambiarlas, muchas otras nunca van a cambiar así que te toca a ti cambiar o
irte si no vas a comprometerte en ser parte de ese cambio. Creo que al final
mucho va de eso, de ser diferente… Evolucionar, superarte, no dejar que el
estancamiento y la rutina determinen la felicidad o el fracaso de tu vida, que
seguir haciendo lo mismo y obteniendo los mismos resultados no te traerán la
felicidad mañana si hasta hoy no lo han logrado.
Me gustaría decir que esa etapa que termino de mi vida,
termina feliz; pero, sé que no es así. Porque mucho de lo que hasta hoy he
logrado es muy poco comparado con el resto del todo que aún me falta por lograr
y siendo sincero conmigo mismo, lo que tengo al frente me tiene aterrado, pues
no es un escenario que me de muchas esperanzas, de hecho a ratos me paraliza
del miedo a fallarle a tantas personas…
Luego me quito esas cadenas de tener que quedar bien con
todo el mundo y me siento mejor, cuando entiendo que si no hago las cosas para
estar bien conmigo mismo, no va a importar que tanto haga por estar bien
con el resto, jamás voy a lograr estar satisfecho conmigo mismo.
Las líneas de mis manos, están tan marcadas
¿Es así el Destino? Una marca que no puede
ser borrada
O ¿Es solo una senda más que escoger para
encontrar el camino?
Mientras dura el viaje, mientras tienes las
fuerzas de caminar
Que desde fuera y hacia dentro, todo es
avanzar y avanzar
Pero ¿hacia dónde van todos? ¿Hacia dónde voy
después de tanto?
¿Por qué lo sigo intentando? Si ya se cuál es
el final de la historia…
Si la tengo terminada desde antes de haber
iniciado.
He visto en estas primeras semanas de inicio de ciclo en
la universidad lo mejor y lo peor de las personas, de mis “amigos” y de mis no
tan “amigos”… Hacia el final de la estación, de igual forma, lo que viene de mi
familia, de mis amigos fuera de la universidad, de las personas que conozco y
esas que creía conocer, pero más importante, de mí mismo, que es en lo único en
que puedo realmente influir.
Me he sentido incomodo, me he sentido impotente… En el
medio de todo eso, a ratos un cierto consuelo me gana y pienso que algunas
cosas simplemente quizás, no están destinadas a cambiar y otras simplemente no
van a pasar.
No se puede influir en las personas, porque de hecho, son
libres tanto o más de lo que yo lo soy y por tanto pueden tomar las direcciones
que mejor les parezcan.
Es quizás que me canse de hablar y hablar y que mis
palabras nunca sean entendidas, que mis ideas estén tan dispersas que lo
fundamental jamás logra penetrar el pensamiento de las personas a las que trato
de llegar.
Podemos ser lo más grande o lo peor, en esos momentos, en
esos momentos cuando no nos damos cuenta… Cuando cosas pasan y la vida de
muchos cambia por una sola situación… Una vez que no saludaste a alguien, una
vez que dijiste la palabra incorrecta en el peor momento de tu vida, una vez
que confiaste demasiado en alguien…
Llegas a ese momento de la vida, amargo o dulce, esa
mezcla extraña, cuando ya no queda mucho tiempo para pensarlo todo y vale más
actuar o dejar que el tiempo te devore sin piedadpara llegar al final lleno de
arrepentimientos y soledad.
Que de los arrepentimientos te puedes hacer cargo y
luchar contra ellos a medida vas avanzando, pero de la soledad hay que aceptar
que por el resto de la vida es una compañera que llegará con nosotros hasta el
final.
De tanto que me he manejado solo y cumpliendo con mis metas
sin nadie a mi lado es que me corroe el pánico cuando tengo a alguien al lado y
no sé qué hacer. Y por eso y por tantas otras cosas es que me doy cuenta que
sigo teniendo tanto miedo como cuando tenía quince años y sentía que nunca
lograría llegar muy lejos con mi vida porque estaba hundido en la idea que no tenía
la suficiente habilidad para lograrlo.
Superar un par de cosas nunca es suficiente, y sí, he
ganado un par de batallas pero estoy muy lejos de ganar mi guerra personal
contra mí mismo, mis miedos y mis limitaciones.
Lo más importante llegado hasta este punto, es darme
cuenta que aun con tanto en contra y con tantos golpes, el balance de lo bueno
es para dibujar una sonrisa en mi rostro y entender que pese a todo, hay tantas
cosas buenas en mi vida y hay tantas otras que aun quiero alcanzar y ahora se
por las personas que quiero luchar, al tipo de personas que quiero en mi vida y
aquellas que ya no pintan nada acá.
No voy a dejar de ser el soñador que siempre he sido
porque de alguna forma ha sido la capa mágica que me ha protegido del ácido de
la realidad de las personas cuando escupen sin pensar sus ideas sobre “como
debe ser la vida”. Soy terco, pero hasta de lo malo se puede aprender, hasta de
la oscuridad surge luz… El día se abre paso luego de la oscura noche, y la vida
sigue como siempre.
“Vivo en un holograma contigo” y eso me gusta…
Es una extraña resonancia en mi corazón la
que causa
Es una extraña imagen la que se dibuja en mi
mente
Pensar y pensar en alguien sin rostro y sin
nombre
Esa idealización de la pareja ideal, esa
figura irreal
Esa persona que quizás nunca vaya a encontrar
Pero que sin existir en mi vida me da fuerzas
Esa idea, quizás soy yo, quizás será alguien,
no lo se
“Vivo en un holograma contigo” y en ese
instante soy feliz.